Tal vez se le había venido el recuerdo de la primera vez que defendió el Título Argentino, en enero del año pasado frente a Fabián Claro, retador que lo felicitó luego del combate y reconoció sus actitudes.
Mirada fija de ambos rivales, puños en alto y el combate se hacía presente en el ring. De entrada se notaba que a Junior no le gustaba el cuerpo a cuerpo, le escaba al chiquitín de El Chingo. Barrio que se hizo presente con canticos, haciéndole el aguante al campeón.
Tranquilo en el combate, lo supo manejar. Ya hasta el 4 asalto, “Harry” sabía que su rival, no estaba a su altura. Varias veces se desplazó por el ring. Escapaba, salía del alcance de sus brazos, mientras el jujeño no escatimaba a los tibios avances del formoseño.
Mientras en la esquina de la visita, los nervios apuraban no solo al rival del jujeño, sino también al de su entrenador. Cada arremetida del local hacia que Junior retrocediera ante la guapeza de su contrincante, que lo punteaba con la izquierda y arremetía con la derecha.
Así lo tuvo en casi todo el combate. No dejo que Junior se le acercara. Canchero, supo medir la distancia y a puro reflejo, esquivo todo lo que le tiro su rival. Y hablando de tirar, los nervios no dieron más en la esquina del “Demonio”. Su entrenador se enojaba con el árbitro por una silla y casi se la va al humo. Fue parado por su pupilo.
Comenzaba el 8vo round y antes que los boxeadores se trenzaran a piñas, el árbitro echaba al entrenador de Junior. Salía con una terrible silbatina que inundaba el Club Luján. Para colmo de males, al rival de “Harry”, le descontaban un punto por un cabezazo al jujeño.
Y en la 9na vuelta, a “Harry” le pagaban con la misma moneda. Le descontaban un punto. Pero a pesar de eso, la seguridad del local, estaba intacta. Sabía que la pelea, era suya.
Última vuelta. La gente quería el KO. Ambos retadores salieron a quemar cartuchos. Sobre todo “Harry”, que a pura guapeza defendía con unas y dientes lo que le había costado años.
Nervios, gritos, miradas, piñas y cansancio, al fin llegaba el campanazo final. Antes que los jueces den su veredicto, ya estaba en andas el campeón de Jujuy, paseándose por el cuadrilátero. El titulo se quedaba en la provincia. El campeón argentino mosca y latino Supermosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), ganaba con justicia y claridad, en los diez asaltos, a Junior Zárate. Por puntos.
La emoción invadía el estadio del barrio Luján. La gente aplaudía al campeón y el cuadrilátero se llenaba de gente que quería una foto con el ganador de Barrio El Chingo. Que ahora busca la corona del mundo para poder así, estampar su nombre en la historia del box de Jujuy. Solo eso le falta a “Harry”, el guapo de El Chingo.