Los Pumas llegan a Christchurch para la apertura de un especialmente corto Rugby Championship. La ciudad en donde los sudamericanos debieron jugar algunos de sus encuentros por la pasada Copa del Mundo los recibirá en un ámbito de reconstrucción luego de aquel terremoto que les impidiera presentarse allí en 2011.

Será un duelo especial. No solamente porque se estará frente al mejor del planeta sino porque esta inauguración del torneo de las cuatro naciones será un anticipo del debut que ambos conjuntos compartirán en el marco del Mundial 2015.

La versión reducida (a una rueda) del certamen del Hemisferio Sur se tomará como una preparación para el evento ecuménico, aunque será muy difícil no asignarle la importancia que de por sí tiene enfrentar a las grandes potencias. La incógnita será cómo encarar estos desafíos durante el próximo mes pensando en acomodar los esquemas para lo que se vendrá en Septiembre en Gran Bretaña, ya que el margen de maniobra para los ensayos es casi nulo frente a tamaños oponentes.

Se conoce al dedillo lo que significa pararse frente a los hombres de negro. El requerimiento es, como siempre, realizar un partido perfecto para aspirar a tener alguna chance de competirles de igual a igual.

Los All Blacks vienen de presentarse por primera vez en su historia en tierras samoanas donde consiguieron una victoria no muy holgada; si bien es cierto que varios de sus mejores jugadores estaban afectados a la definición del Súper Rugby. Este fin de semana el menú de opciones del entrenador Steve Hansen estará completo por  lo que los del helecho podrán contar con todas sus figuras.

El plantel nacional culminó una preparación de dos semanas en Sídney y ya soporta las inclemencias climáticas de la ciudad sede de la cita del viernes (que será temprano para nuestro horario). Con seis debutantes para estas lides, los dirigidos por Hourcade llegan después de haberse medido contra los Barbarians Franceses en una serie de dos cotejos de la que se retiraron con varias dudas. Como refuerzo para los nuestros, se incorporaron aquí varios apellidos que aguardaban en el viejo continente y no participaron de los compromisos con los galos.

En esta quincena de entrenamiento se practicó mucho en las formaciones fijas; será absolutamente indispensable obtener las pelotas propias para utilizar las plataformas de lanzamiento para atacar. Por el contrario, se sufrirá demasiado si la resistencia aquí es endeble. Una vez que la maquinaria isleña se pone en movimiento es casi imposible de parar.

Los campeones del mundo son maestros en la resolución de las situaciones móviles, su velocidad y la potencia con que utilizan el contraruck los vuelve incontenibles y ya se sabe lo que sus backs son capaces de hacer con espacio y tiempo a su disposición. Tienen mucha  potencia por el centro de la cancha y gran pericia para atacar cerca de los reagrupamientos; una vez que quebraron la primera línea de marca y ganaron la espalda de los defensores es muy difícil detenerlos por su destreza para jugar dentro de la retaguardia adversaria. Dominan el offload a la perfección y mantiene con ello una continuidad asombrosa.

Muchas virtudes que los consagran como los mejores del mundo. El objetivo argentino será doble, contener la furiosa ofensiva rival y evaluar las propias condiciones de cara al torneo cuatrienal. Es una enorme exigencia para el Rugby Championship.